lunes, 2 de febrero de 2009

La genial mala salud de Nacho Vegas(Sala Joy Eslava 31-01-09)


Tras una serie de proyectos a dúo que le han mantenido ocupado en los últimos tres años, el cantautor acudía a la capital para presentar su última grabación en solitario, El manifiesto desastre.

“Bunbury tiene los ojos muy abiertos. Y por eso ha hecho un disco con Nacho Vegas”. La cita, entresacada de la entrevista* que realizó el también músico Coyote a los nombrados con motivo de su disco conjunto El tiempo de las cerezas parece la mejor forma de explicar la trayectoria ascendente del asturiano. El hecho de que sus actuaciones en Madrid se hayan ampliado de una a tres debido a la rápida desaparición de las entradas conduce a una conclusión aplastante: a Nacho se le empiezan a quedar pequeñas las salas. Y es que basta escuchar en directo el bagaje musical acumulado por el ex-componente de Manta Ray para darse cuenta de que -sin histrión ni largos interludios- su calidad como compositor se impone cada vez más a las trabas que se le atribuyen como intérprete.

Fue como asistir a la clase magistral de un profesor brillante que lleve encima un mal día de invierno: pese al resfriado, el inmovilismo escénico y el error en momentos puntuales de alguna canción, no puede evitarse aplaudir a rabiar al final de grandes temas, ya sean parte de la novedad (Detener el tiempo, Morir o matar) o del repertorio consolidado. Canciones redondas siempre engrandecidas por las aportaciones de la banda (Secretos y mentiras, Perdimos el control), aunque en otros momentos se plantara solo en el escenario, llevando todo el peso de la actuación y situándose en un contexto más típico de cantautor (El extranjero, Ocho y medio).

Durante cerca de dos horas, el cantante – siempre igual de tímido, quizás más sonriente de lo habitual - confirmó al público algo que ahora debería comentarse a voces: ya es grande, y puede serlo mucho más (si sobrevive).

* Publicada en la edición española de Rolling Stone.