martes, 30 de diciembre de 2008

Texto reciclado del fotolog - Sin título - 7/09/07

¿Alguna vez has experimentado la desagradable sensación de que, por un momento, cuando hacías cábalas, sigiloso, meditabundo, serio,(feliz) e incluso hastiado de ello, volverías a sentirte cómo en un pasado que precisamente durante estos días planteabas como lejano, borrado, tirado, reciclado y renovado?

Es una sensación ampliamente desagradable, con todas sus letras e imágenes. De repente lo recuerdas absolutamente todo, por mucho alcohol que las liendres digan que has ingerido durante ese tiempo. ¡Já!* ¡Esa era la idea ¡ El planteamiento final, con consecuencias a corto plazo. El “No mereces”.

Cuando una estructura se mueve hacia abajo mientras , en un proceso introspectivo descendente, como quien dice, contempla horrorizado lo que le espera al llegar, una fina línea, marcando una silueta entrecortada pero definida, queda a la vista de lo que ya es, a esas alturas, una estructura subterránea completa.

Allí, en las cavidades, el Silencio se hace ver. Es como la expectación previa a un ahorcamiento público. Puedes ver a la “grande masse” no deseada expectante, conteniendo a duras penas el aliento, y el poco CO2 que dejan escapar hace que tus ojos parpadeen inseguros.

Pero…Es confuso, ¿no? Durante unos momentos ves, casi tangibles, dos colores en tu mente: el que duda en cuanto a tu localización actual, y el que sabe perfectamente donde te encuentras pero lo teme tanto que se esfuerza en no hacerse notar. Entre ellos permanece la gran brecha, una especie de vacío sanador al que harías el amor si no fuera porque ella es algo intangible y tu cuerpo está en un lapso de hibernación momentáneo.

Súbitamente, la puerta se abre de una patada. Saludos generalizados por todo el escenario, donde lo que queda ya son risas de dulce delirio y un par de excrementos. Y todo desfila a una velocidad vertiginosa delante de tus ojos. Una historia, una consecuencia, una vida, una circunstancia, un hecho, o lo que parece un cohecho. ¿O de hecho es una culpa?

No lo llegaste a saber en aquel momento, ni lo sabrás nunca. Simplemente, ya pasó. Un ser humano nunca acaba de escrutarse a si mismo en lo que se refiere a si sus acciones son correctas o no. Si, saca una conclusión, sí, define un resultado, sí, declara un ganador…Pero alguna vez se lo replantea, se reconcome, se emparanoia sin aparente sentido. ¿Por qué?

Probablemente porque le importa. Y cuando algo pasa a importarle más, el debate interno pasa a un segundo plano para reunirse con otros, ajados como esa arpa (aquella de aquel desván olvidado…). Si creyera ciegamente en el naturalismo extremo, diría que la Naturaleza dispuso así sus cartas, para que, llegados a viejos y aburridos, merendáramos aquella ambrosía de psicología profunda para entretenernos. Lo que me induce a pensar que como madre no vale mucho. De hecho, menuda ramera de mal vestir que debe estar hecha.

Pero, pero pero…Volvamos al tema. Una vez acostumbrado a la oscuridad, haces el equivalente al saludo protocolario al César, pero en forma de súplica digna y creyente. Esto es…Esto es que crees que de hecho no deberías estar allí porque el sujeto a explorar ya no se corresponde lo entendido como realidad presente. Aunque tus suprarrenales digan lo contrario, aullas que está desfasado, que “actualizamos en breves momentos”, que no miro el contestador, que no, que no, que no…¡Que te den!

Supongo que hemos llegado a la parte de los atacantes. Se adelantan, se leen, te ven, y luego muerden. El sujeto suele encogerse en posición fetal para evitar desgarros mayores, y protegerse la cabeza con ambas manos mientras sus incivivos golpean el suelo al compás del tambor. Pero, tras un rato, los ataques cesan.

Ellos…Lo que quieren es seducir. Introducir no palabras, sino discursos en dos imágenes congeladas que hacen que la mandíbula se te tensé como una garra de acero. Como Alex cuando llegó a la tercera película. Te tienen atado y no sabes cómo. De hecho lo sabes. O mejor aún: más te vale saberlo, ya que, finalmente…

Tendrás tu resultado según la piedra que lleves al cuello.

• Copyright registrado. Notesé el deje irónico para evitar confusiones a corto/medio plazo.

No hay comentarios: